Un tribunal de Moscú ordenó el martes el encarcelamiento del opositor ruso Alexéi Navalni por casi tres años, un caso que ha provocado masivas marchas a su favor en toda Rusia y nuevas tensiones entre el Kremlin y Occidente.
La jueza Natalia Repnikova dijo que Navalni, crítico del Kremlin (gobierno ruso), violó las condiciones de un control judicial y deberá cumplir la pena de cárcel en suspenso de 2014.
Por ello, tendrá que cumplir su condena original de tres años y medio, menos los meses que pasó bajo arresto domiciliario ese año.
Su abogada, Olga Mijaylova, indicó que su cliente tendrá que efectuar "alrededor" de dos años y medio de cárcel. Apelará la decisión, añadió.
Tras el anuncio de la sentencia, su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción, convocó una manifestación inmediatamente frente al Kremlin.
Decenas de policías fueron rápidamente desplegados en el lugar, según un periodista de la AFP. Las estaciones de metro de la zona fueron cerradas, según las agencias rusas, que ya informaron de las primeras detenciones.
La Unión Europea, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, entre otros, pidieron la liberación inmediata del opositor. El Consejo de Europa se sumó a ellos, tachando la condena de "contraria a las obligaciones de Rusia en materia de derechos humanos". Moscú tachó estos llamados de "injerencia".
Durante la vista, había denunciado un caso destinado a amordazar a los que se oponen a Vladimir Putin.
Lo más importante en este juicio es asustar a una gran cantidad de gente. Se encarcela a uno para asustar a millones". declaró.
También denunció las miles de detenciones durante las concentraciones de oposición más importantes de los últimos años. "¡No podréis encarcelar a todo el país!", añadió el opositor, detenido desde el 17 de enero.
El proceso del martes era sobre una demanda de los servicios penitenciarios según los cuales Navalni no había respetado su control judicial en el marco de su condena en suspenso.
Desde su regreso a Moscú, la justicia rusa ha multiplicado las acciones contra Navalni y sus aliados políticos, de los cuales casi todos están bajo arresto domiciliario, encarcelados o procesados desde hace unas semanas.
El opositor logró movilizar a sus partidarios con dos fines de semana consecutivos de manifestaciones decenas de localidades, no sólo en Moscú y San Petersburgo.
La respuesta policial fue masiva: el domingo hubo más de 5.400 arrestos en todo el país, un récord en la historia reciente de Rusia, según la oenegé OVD-Info.